Rafael Santos reaparece junto a su nuevo acordeonero José Mario Oñate, con unálbum que tiene alborotados a los amantes del folclor.
El hijo mayor de Diomedes Díaz, reaparece con un tremendo álbum que tiene alborotados a los amantes del folclor, en el que la bota toda, y reafirma que es innegable heredero del ‘Cacique’. Vallenato para parrandear, temas alegres y sentimentales de virtuosos compositores, un tema dedicado a Martín Elías y otro a dúo con Diomedes, en la producción Vuelve Rafael Santos.
En el año 84, Diomedes Díaz publicó su álbum El Mundo, al lado del acordeonero “Colacho” Mendoza. El disco incluyó la canción Mi Muchacho, autoría del “Cacique de La Junta”, dedicada a su hijo mayor Rafael Santos. La composición se volvió un hit, y con el tiempo, de las eternamente coreadas del vallenato. Décadas atrás, al artista en sus shows, se le vio subiendo al pequeño Santos de seis años a la tarima, para que interpretara estrofas de esta canción. Así, la enorme fanaticada de Diomedes, conoció al heredero, que siguió sus pasos y a los 15 se lanzó como cantante. “El Turpial” como lo apodaron por un corte escrito por su padre, que grabó en su placa debut titulada Para la Historia (1998), con su forma de cantar y su estilo melodioso, ganó adeptos que parrandearon durante años con sus producciones. Pero su paso por los estudios se vio obligado a un receso que muchos lamentaron.
A Santos, un tipo jovial, sencillo, y que siempre está metiéndole humor a sus apuntes, se le ve por estos días con un par de diamantes incrustados en sus dientes a lo Diomedes style, anillo de oro con la imagen del “Cacique” grabada, y luciendo en ocasiones prendas estampadas con las caras de su padre y de su también fallecido hermano Martín Elías, quizá para reafirmar que, tras esas dos grandes pérdidas que sufrió el vallenato, ahora pesa más en su cabeza la misión de enriquecer la dinastía Díaz.
Hoy Rafael Santos reaparece junto a su nuevo acordeonero José Mario Oñate, con un tremendo álbum que tiene alborotados a los amantes del folclor, en el que la bota toda y reafirma que es innegable descendiente del “Cacique”. El disco se llama Vuelve Rafael Santos, y es pura tradición exaltada con gran interpretación, sabor, sentimiento, y muestra que “El Turpial” viene recargado con vallenato de verdad. El material está, como decía Diomedes: “pa´ beberse una plata ajena”.
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Hablamos con él
Durante años su aparición en los escenarios fue intermitente, y pasó tiempo para que publicara un nuevo trabajo, ¿por qué se alejó de los estudios?
Ese tiempo lejos de los estudios fue invertido en mi familia. Hacía rato que no grababa porque mi papá se enfermaba y había muchas cosas que hacer. No podía ponerme a hacer un disco y salir a promocionarlo. Creo que hay que ser un hijo agradecido y lo primero es lo primero. Confieso que la gente me regañaba porque no grababa.
Nosotros somos cuatro hermanos (del hogar de Diomedes y mi mamá Patricia Acosta): Luis Ángel, Diomedes de Jesús, Martín Elías y yo, y como soy el mayor, me convertí como en el papá de ellos, porque mi padre tenía sus problemas. Cuando mi papá y mi mamá se separaron, mi padre me recomendó el cuidado de mis hermanos. Cuando yo tenía 17 años, mi padre me entregó a Martín para que lo cuidara, incluso, él decía que yo era su segundo papá. Yo estuve ahí constante cuando mi papá se ausentaba por cuestiones de trabajo o por las circunstancias legales y de salud que lo rodearon. Siempre fui su esperanza. Él me lo decía. Fue mi mejor amigo, y creo que yo el de él.
Claro que estuve varios años trabajándole a la música, pero cuando a mi papá le dio el síndrome de Guillain-Barré, que paralizó todo su cuerpo, me retiré de las grabaciones para estar pendiente de la familia. Aunque de los escenarios no estuve ausente. Pienso que ese no es tiempo perdido, aprendí más de la vida al lado de mi papá que fue un hombre humilde y sencillo.
¿Su papá quería que se dedicara a la música?
No. Él no quería que me dedicara a la música por los problemas que tiene el artista en su vida, como dice la canción que cantó: “que muchos la creen bonita y es lo suficiente amarga”, pero crecí viéndolo en las tarimas. El me llevaba a sus conciertos con Rafael Orozco, con los Hermanos Zuleta, con Jorge Oñate etc. Era un entorno normal para mí, las tarimas, las luces, todo lo que hay detrás de un toque, de una parranda.
Y creo que hasta sin quererlo, me inició en ese sendero música, porque de la mano suya, o alzado, en sus brazos, cuando yo tenía 6 o 7 años cantaba Mi Muchacho en sus presentaciones. Unas veces, hasta fue verdad que me oriné en el pantalón del susto de estar en frente de tanta gente. Él me enseñó que hay que querer al público, a los seguidores. Cuando era niño y llegábamos a los conciertos, él me decía: vaya y salude a la gente, y todos sus fanáticos me saludaban y me manifestaban cariño. Y claro, al verlo, yo quería ser cantante. Y en el colegio me ofrecía para cantar en las izadas de bandera, en todos los eventos, y me sentía feliz.
Y ¿cómo despegó en la industria musical?
A los 15 años, un manager que se llama Juan Carlos Travesedo, me preguntó si quería cantar de manera profesional y me puso a estudiar canto. A los 17 a grabé con Sony Music mi primer disco, que se llamó Para la Historia, en el que incluí una composición de Diomedes titulada El Turpial, que tuvo mucho éxito. Es más, mi papá me dijo que nunca dejara de cantar como lo hice en El Turpial y siempre me acuerdo de eso. Pero fue en esa época que empezaron los problemas de mi padre, el proceso en su contra y la cárcel, y tuve que tomar las riendas y estar al frente de muchas cosas. Claro que hice los discos: Llegar a tu Corazón (1999), Con Mucho Amor (2000), Lo Mejor de mis Años (2002), Te Regalo Todo (2004), Un Viva a la Vida (2006), El Legado (2010) y De Home Rum (2012) y en 2015 canté junto a Martín Elías, en el trabajo Entre Díaz y Canciones, un disco que publicó Sony Music en homenaje a Diomedes.
¿Cómo se dio su unión con José Mario Oñate?
José Mario es un muchacho de 22 años, talentoso, hijo del cantante Luis Mario Oñate. Estuvo acompañando a Martín Elías en algunas presentaciones, y él fue quien me lo recomendó.
El espacio donde se hicieron las fotos del disco significa muchas cosas para usted, cuéntenos
Mi papá nació en un caserío de nombre Carrizal, al sur de La Guajira y las fotos de la carátula se hicieron allí. Porque esas son las tierras que vieron nacer a Diomedes, de donde vienen mis ancestros, mi abuela a la que el público conoce como “La Vieja Elvira”, el tío Martín Elías Maestre, que fue de quién mi padre heredó la vena musical etc. Es una tierra que tiene magia, incluso mi padre lo comentó en sus canciones, un dice: “en Carrizal, tierra de poetas”. Eso que se ve en la foto es lo que queda de la casa de bareque en la que nació Diomedes, y detrás están los palos de yuca, plátano, porque mis abuelos y mi papá eran campesinos trabajadores.
¿Es allí donde Diomedes les construyó una casa a sus padres?
Sí. Esas tierras las compró mi papá cuando estaba con “Colacho” Mendoza, cuando empezaba a triunfar, lo primero que hizo fue hacerles a mis abuelos una tremenda casa en el monte.
En materia musical, ¿qué heredó de su papá?
Creo que la dinastía Díaz tiene una forma de cantar muy melodiosa, de él me viene el talento para improvisar, para versear y también la composición. Pienso que hay que nutrir el legado que me dejó Diomedes, con mis canciones. Hacerlo crecer.
Su papá decía que usted le sacó “el ronquito” de la voz. Esa similitud con Diomedes en la manera de cantar fluye, es natural ¿no?
¡Claro! Es herencia. Habiendo tanto imitador de Diomedes que lo hace muy bien, ¿para qué un imitador más?
Ahora que tras la muerte de Diomedes y de Martín Elías, muchos ojos de la audiencia vallenata están puestos en usted, ¿siente presión?
Siento que tengo la responsabilidad de cuidar a los seguidores de mi papá, los de Martín y los míos. Les doy gracias a las personas que confiaron en mi talento y me esperaron. Mi compromiso será seguir haciendo homenajes a mi papá y a mi hermano, y como dije antes hacer crecer el legado Díaz con mis canciones.
¿Quién fue Diomedes para el vallenato?
Un ícono, un genio. Una ventana para ver el vallenato más allá. Es un mérito lo que logró, en tan poco tiempo pudo llegar muy lejos. De ser tan humilde llegó a ser el más grande. Su verso lo describe: “Como Diomedes no hay otro, eso nunca nacería. Y si nace no se cría y si se cría se vuelve loco”
¿Y Martín Elías?
La esperanza vallenata de una nueva generación. Una figura joven del vallenato que iba a subir más alto de lo que estaba. Una persona bonita, cálida, transparente, sin malas intenciones nunca. A él lo quería mucho la gente, los seguidores de mi padre y los suyos. Como dicen por ahí “el hombre del millón de amigos”
Vuelve Rafael Santos es un disco que conserva sus lazos con lo tradicional del vallenato y que tiene producción actual, que no acude mucho a mezclas con otros ritmos y que ha calado muy bien en la audiencia…
En la actualidad se puede publicar vallenato con alma, con cadencia, sin irse lejos de lo que de verdad es vallenato y así llegar al público. Creo que ese estilo de vallenato también se puede mostrar afuera. Grabar vallenato conservando las raíces no es ser obsoleto, es darle valor a nuestro folclor. Espero que esta producción la gocen viejos y jóvenes, hay que seguir amando el vallenato.
5 canciones de Vuelve Rafael Santos
En un abrir y cerrar de ojos
Fue el primer sencillo del álbum, dedicado a Martín Elías tras su fallecimiento. Cuando terminamos el sepelio de Martín, llegué a la casa, y no quería saber de nada. Pero no sé por qué, prendí el teléfono - al buzón ya no le cabía un mensaje - y tan pronto lo encendí me entró una llamada. Era un taxista de Valledupar a quien no conocía, llamado Rafael Angulo, que me decía que había soñado con Martín la noche anterior, y que del sueño le había salido una melodía, que quería mostrármela para ver si me animaba a ponerle la letra. Le contesté que me visitara de una vez, para que nos conociéramos y viéramos qué podíamos hacer. Y fue como un “enviado” para que me diera fuerza. Porque yo estaba devastado, sumergido en el dolor y en ese estado, solo, no hubiese podido componer una canción. Y así nació ese tema, con su música y mi letra. Mi decisión fue que en el álbum, el crédito saliera solo a su nombre. La introducción es una nota de voz que me dejó Martín diciéndome que me iba a apoyar en lo que necesitara con mi disco. Antes de su accidente yo ya había empezado a trabajar en el álbum. Él siempre fue detallista, noble. La verdad fue muy duro para mi grabar este disco con el alma rota por la pérdida de Martín.
Hombre Honorable
En ella, gracias a la tecnología, hago un dúo con mi papá. Es una canción inédita que Diomedes me dejó y su voz es tomada de una presentación. Resulta que mi papá llevaba 10 años de separado de mi mamá cuando murió, estuvo 20 años con ella. Él me mostró su composición y me decía: cuando vuelva a grabar, cántele esta canción a su mamá, y dedíquesela, para ver si vuelve a vivir conmigo.
Vuelve Rafael Santos
Esta canción se la dedico a todos los seguidores que me esperaron y que siempre me apoyaron, Es autobiográfica y es vallenato en su totalidad. Un paseo rápido en el que cuento por qué no había vuelto a grabar. Doy gracias a la gente por esperarme y espero también que las nuevas generaciones, con este nuevo álbum me conozcan.
¿Mis detalles qué?
Inspiración de Marciano Martínez que es de los grandes compositores, oriundo de La Junta (Guajira) a uno de los que más le grabó Diomedes, autor de éxitos como Amarte más no pude, La Juntera, Ay, la vida etc. Un tema muy bonito con letra sentimental, de desamor, de alguien que se cansó de esperar lo que nunca llegó.
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